Entrada vigésimo sexta (San Cirilo de Jerusalén)

Un día perdido frente al ordenador, aunque sea para culturizarme con documentalicos de la familia de Zeitgeist, y buscando dónde conseguir mapas en relieve y bellas fotografías con que engalanar patrióticamente (patriochíquicamente, entiéndase) mi cuarto. Con ganas de postear pero no de escribir (apercíbanse (o apercibirlos o apercibilsus, por no salirme del tuteo) del matiz que diferencia esas dos acciones.

La carrera contra la venerable maestra fisioterapera Kendall pronto dará comienzo, empieza a pesarme el seguir postergándolo.

Sin más dilación, añado el verdadero motivo, si se puede considerar tal, de este articulete: la publicación de la Canción del Carrero, tradicional de mi agüela -que ella atribuye a un famoso cura del Chiri, tengo que preguntarle a ver si aún se acuerda- con su correspondiente letra, para su difusión por si alguno buscara en Google uno de sus versos:


¡Señores!
Si me prestan oído y atención
Les voy a referir una narración
Del choque tan terrible y espantoso
Ocurrido en El Pedroso.

El mercancías y la carreta
Caminaban por la vía alegremente;
El mercancías, cargado de pan caliente,
Cien quintales de tocino
Y un carro cargao de vino;
Tuvieron un choque atroz
Que ¡válgame el Señor!

¡Aay! Pero como el carrero era un beduino
Apartarse no quiso de su camino
Y, sin encomendarse a Dios ni rezar un credo
Quiso hacer del mercancías un Don Tancredo*
Y en España hay un refrán muy verdadero:
Que no hay cosa más brutal que es un carrero.
¡Que me valga San Ramón
Si no daba compasión
Ver aquella remojina de pan y jamón!

¡Aay! Pero daba gusto y alegría
Ver correr la pringue por la vía
Mientras que se derramaba el vino,
Imponían los lamentos del tocino.
Si esto llega aquí a ocurrir
Excuso será decir
Lo bien que me hubiera venido
Un banquete a mí.

¡Aay! Pero al enterarse el jefe de estación
Que el carrero no había muerto, le dijó:
"¿Usté ha sido el culpable der siniestro?"
"Sí, señor -le respondió- está usté 'n lo cierto.
Tome un duro, pero me llevo los tiestos".
Y el pedazo de animar
Dándole al jefe un vaivén
Se llevó debajo der brazo
Los restos del tren.

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Planas qu'angunos fiajes me s'apetece 'esfisar