Entrada vigésimo novena (San Martín, papa)



LA TARTANA BORCÁ

Esto era qu'era uno, a lo más siguro, dercípulo der maestro e Los Rodeos, der maestro Cirgüela, ese qu'icen que no sabía leel y pso escuela, pos firmaba con er deo, y onque sopiá con cuántas entra la romana, no tiniba tansicher conocencia de qu'er reorde d'un canuto es la 'o'.  Era, a más, mu inflao, y se lar daba d'estroido.

Un día que jué a la capital, entró en un café fino, de postón, mesmo en la Trapería, y s'asentó. Ancima er belaor abía un peróidico y, mentras llegaba er camarero a preguntal·le lo qu'iba a tomal, se puso a acel como que lo leiba er peróidico; ¡amos, pa darse unte!

Tubo la esjracia de ponélselo er peróidico caeza abajo, con las letras ar rebés, y tos los qu'allí estaban lo miraban de reojo y s'aguantaban, pa no sortar la risa ar vel·le la mobición de leel de la caeza a un lao y a otro y de llebal er deo de guía po los renglones alante y atrás, ¡y er peróidico caeza abajo!

Tubo la esjracia tamién er probe de qu'er mancebo e la botica er puebro, q'abía ío ese día, que, cuando l'acían farta, er boticario lo mandaba a por midicinas, entró a bebelse un café. Entral y vel·lo to jue una. Lo bido y le ijo:

-¡Ombre, Nocencio, ¿qué ice er peróldico?

Er Nocencio, qu'era arfarfabeto perdío, miró pa tos laos azarao, sin sabel siquiá qué icil. Aluego acachó la caeza; y, al acachal·la, bido una estampa, qu'él la'staba biendo ar rebés, arretratá n'er peróidico. Antoces, como si na, er Nocencio le ijo ar mancebo:

-Pus na, ombre, qu'una tartana a borcao.

Allí jue la repanocha: jue cuando toas las risas s'asortaron de gorpe.

Ar derecho y ar rebés,
por alante y por atrás,
pal que no sabe leel
tuiquio biene a ser igual.

De Boca a Oreja


To esto lo pongo para hacer relleno, me ha pillado esto en una hora chunga, aún sin cenar y con el  almuerzo a una gran distancia. Tenía pensao redactar algún bando para celebrar el día del ídem, con la temática centrada en la lingüística o en la aberración de ir las mozas vestías de mozos, pero lo aplazo. Aunque la rima de los bandos no sea muy complicada, se me ha evaporado la inspiración, pensando en que tendré que madrugar mañana pa estar por allí operativo, si Dios quiere.

También un buen motivo al que dedicar un Bando alternativo al día del Bando, fuera de la risera jocosa de que preceptivamente trata su temática, sería el tema de la soberanía alimentaria, para recordar que hogaño la ciudad de Murcia se esparrama fagocitando la güerta, fulminando definitivamente bajo el hormigón rica tierra que podría haber seguido dando buenos alimentos, goce estético y salud. Esto, por desgracia, no pasa allí namás, otros casos dramáticos son los de las espléndidas Vegas de Valencia y Granada.

La soberanía alimentaria, la capacidad de un país para gracias a la más valiosa herencia antigua que aquí tinemos, los bancales y el regadío, levantados con la süor de nuestros ancestros (tanto para levantar los bancales y ribazos piedra a piedra como para mejorar año tras año la calidad del suelo), producir lo más básico para la vida, alimentos. Citando a un tipo que usa el mismo nick que yo, que parece una autoridad bastante entendida en el asunto, en este blog:

"Ahora, ya se ve, está todo perdido. Lastimica de agua y de riqueza, tantos manantiales había aquí y en tos laos que se han secao... No nos damos cuenta de que la única riqueza que en verdad tenemos esla tierra y el agua, ¿qué otra cosa hay más básica que la capacidad de producir sosteniblemente alimentos? 

Ni el turismo, ni la industria, ni la bolsa, ni nada que necesite aportes externos continuos es verdadera riqueza, y así se ha visto siempre en tiempos de necesidad, cuando lo que quedaba era la tierra y gracias a ella podía sobrevivir la gente. Cada manantial que se seca, cada bancal que se pierde, por no cuidarlo o por la erosión, o por construir encima irresponsablemente dedicando la tierra fértil y rica al cultivo del guiri en casas ilegales para especular, cada cosa de estas que contaminamos y dejamos inservibles para la posteridad (con los estragos de la insostenible agricultura industrial con pesticidas químicos, o por desastres con la contaminación, como lamentablemente pasó en el Chiri (casi lloro hace unos años cuando dijeron hace unos años que el agua tan buena de los grifos ya no era potable nunca más)), cada vez que eso pasa, estamos perdiendo nuestro patrimonio más valioso, ganado durante siglos o miles de años por el esfuerzo de nuestros ancestros (cada ribazo que se cae, a ver quién lo levanta ahora). Dios conserve muchos años los manantiales de la Vega del Chiri y el regadío tradicional, en vez del dañino a base de pozos cada vez más hondos."

El tipo es bastante explicativo y lo aclara bien, se ve.

La capacidad de producir alimentos es lo único que en verdad tenemos. Cultivar un huerto biodinámico, o ecológico, o aunque sea sólo sotenible al modo tradicional, además de beneficiar nuestra salud -por consumir los alimentos y por el benigno ejercicio de cultivar, conservar el medio y ser la más honorable y antiquísima manera de sacar algo productivo de la tierra, resulta que son la mejor herramienta que tenemos para defender nuestra soberanía alimentaria. El comercio local como siempre se ha hecho, en vez de tener que defender de monopolios alimentarios (en el cultivo, la distribución y la venta), es decir, multinacionales criminales como Monsanto, la de las semillas, es una de las mejores herramientas que tenemos (junto al no-consumismo, mínima dependencia de cualquier cosa, incluida la información de los medios masivos) para luchar contra la globalización, es decir, contra delegar cada vez más todas nuestras necesidades básicas a grandes compañías. Llámese globalización, llámese Nuevo Orden Mundial, que a fin de cuentas viene a ser lo mismo.

Saludos cordiales.

Planas qu'angunos fiajes me s'apetece 'esfisar