Entrada cuarta

Sin más quehaceres por el momento, habiendo terminado mis obligaciones escolares (cosa rara el que las haya tenido, y mucho más aún el que las haya hecho, será que me está cayendo medio bien el rojillo que se hace llamar profesor de filosofía), procedo ahora a soltar las pocas tonterías que se me hayan ido ocurriendo, quizá más tendentes al bloguismo autobiográfico de lo que quisiera:

Primero, decir que, si bien el enlace al vídeo de la Canción de las Pozas tuvo cierto éxito -algunos camaradas se metieron por aquí a verlo, pero eludiendo el tocharrango de letras, con lo cual sigue siendo esto una función circense sin espectadores (al menos conocidos, lol). Lo mismo un día de estos lo peto, quien sabe.

{Así estaba el párrafo antes de que lo editara, y así sigue, no hay ganas de darle una estructura coherente. Mis disculpas. }

Hoy he diseccionado un peje. Olía a mil dimonios, y ahora mismo sigo oliendo a ponzoña, aunque no sé de dónde sale la olor -quizá sea cosa psicológica-. Lo mismo es que me sigue goliendo la oreja desque'l señor Miñarro me rozara con una aleta caudal. Cagüen los moros.

Aparte del dedicado a las acostumbradas y molestas labores que tanto irritan a mi humilde persona -acudir a los centros de enseñanza-, servidor ha tenido también algo de tiempo para dedicar a mundanos entretenimientos que son, sin embargo, harto enriquecedores para el espíritu: regar con exquisito cuidado la almajara y echar fotos por los bancales.

De la almajara decir que progresa adecuadamente (ya estoy con el decir que de muletilla viciosa, Dios me perdone por descojonarme el otro día por la radio de un politicucho cazurro que lo dijo once veces contadas durante un breve discurso de gñé) : tomates, lechugas y cebollas ya han despuntado, y próximamente les seguirán las cucurbitáceas, excepto las sandías que, como los pimientos, parecen remolonear más. El solanero y calorín que han hecho hoy ya deberían lanzar a las semillas rezagadas a un súbito progreso. En breve habrá que repicarlas a ubicaciones con más anchura -cacharros de yogures, cartones de leche rajados, etc-, porque en los taperguares van a empezar a estar apretados más pronto que tarde.

Sobre la fotografía: no hace mucho he dado con la portentosa función de hacer fotografías tipo macro, y está dando bastante de sí la camarilla. Dos salidas he hecho recientemente: a María y a los bancales de Fines y, merced a las generosas lluvias caidas y a algunos ratos de sol, gozan los citados campos de una exuberancia floral inmensa, increíble. Una oportunidad magnífica para ir haciendo macros de gran calidad a la enorme variedad de flores, que luego me entretendré en identificar y nombrar en latín, y (mucho menos probablemente) de subir y publicar en algún sitio, si se diera el caso de un retiro temporal de las pachorras que me oprimen. Podría hacerme un álbum o una galería onlain de trabajos fotográficos de puta madre, pero que se Dios resuelle si es mentira que es un coñazo ir subiendo semejantes mamotretos de bitses.

Otra cosa que, tras la primera edición, pongo por aquí por considerarla relevante: he publicado en un par de sitios una súplica para ver si alguien me puede ayudar a unas setas que han salido donde las yerbas trigueras que tanto trabajo me costará arrancar para poner allí un güerto. No las identifico ni a tiros.

Esta nueva y edificante afición también ha generado un nuevo deseo material, que perturbará mis hasta ahora -desde la Wii- sosegadas arcas: un camerango recio de esos réflex -como los colchones- o así. Cosa fina, vamos.

Otra cuestión sobre fotografía es que ya han subido la buena selección que puse en Panoramio.com en la sección de Populares, lo cual significa que lo mismo las suben al Google Earth. No puedo decir que no me haya sorprendido, después de reducirlas un 25% y afearlas con mi nombre en tol medio de la foto -rancio proceder, pero qué le vamos a hacer- {mierda, un pareado}.

Iba ya a terminar, pero me he acordado de otra cosa: la última cosa en la que me he emperrao es en hacerme de un par de pluviómetros, uno para poner en Fines y otro en mi terraza -aún con el riesgo de que me los sustraigan-. Los pillaré en una óptica Vélez Rubio de paso cuando vaya al Chiri a arrancar cardos y trasplantar los frambueseros antes de que el sol lorcuence los achicharre vilmente. Otro negocio es lo de Noentiendo, que los llamé para reclamar una camiseta friqui de Zelda que me costó la friolera de 1250 puntos estrella, y me dijo una tía seca que me enviarían otra, esta vez por correo certificado. Estulto de mí, de haberlo sabido, hubiera recibido todo lo pedido en el Catálogo por duplicado.

Biografía de Tolkien terminada. Empezado a releer el Silmarillón.

Me se acaba la cuerda, así que antes de que me arrepienta y quiera escribir algo más, dejo este bellísimo vídeo de unos amos hijos de puta que ahí por ahí, los Operación Mutante esos:





Muy buenas tardes.

PD (tras edición): He ido negritando las palabras que me han ido saliendo de los ouefs (que diría el de filosofía). Así parece medio más profesional. Ah, lo mismo zumberreteo estos escritos a otra parte, acabo de darme cuenta de que no me acaba de convencer la estética que tiene este bloge.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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Planas qu'angunos fiajes me s'apetece 'esfisar